domingo, 30 de enero de 2011

El Impacto De La Tecnología En Mi Vida

Hace pocos días (dos o tres) atrás, le comentaba por e-mail a alguien cómo la tecnología (y el conocimiento de la misma) me había sacado de un apuro; y bromeaba sobre que iba a tener que escribir un post al respecto. Bueno acá estamos.
Luego de enviar el e-mail, me quedé pensando exactamente en eso y casi automáticamente me encontraba haciendo una retrospectiva sobre el impacto de las tecnologías de la información en mi vida.
Mientras pensaba en estas cuestiones recibí un nuevo mensaje de Twitter de uno de los tantos usuarios que sigo, en el cual publicaba un enlace a la nota del diario La NaciónLa tecnología o la Silla; basado en el artículo original de Iris Fernandez (Facebook, microbbloging, o sacar la silla a la vereda) donde en líneas generales se plantea que la vieja costumbre del barrio de sacar la silla a la vereda en verano para enterarse de los chismes barriales se mudó a Facebook.
Si bien al principio me causó gracia, razonándolo mejor me dí cuenta de que coincidía completamente con los dos puntos de vista; les recomiendo leer ambas notas. Y el caso es que este tipo de herramientas no hace más que reflejar la conducta social del ser humano.
Está el caso de los que no se llevaban con tecnología pero están en Facebook porque se enteran de los cercanos a través de las fotos y entradas en el muro. O simplemente no pueden resistir la tentación de ver fotos, aunque ni siquiera conozcan a sus autores. Y es que el espíritu de querer enterarse de qué pasa alrededor es tan viejo como la humanidad misma.
Hace unas semanas estuvimos con mi esposa en el cumpleaños de una gran amiga. El hecho relevante para este punto es que nosotros conocíamos a la homenajeada y un par más de todos los concurrentes, y voy a esto, porque si fuera mi grupo de amigos de siempre (los más viejos) hablar de tecnología no sería extraño, dado que tenemos todos un perfil parecido (dios los junta…) pero me atrevería a decir que el setenta por ciento de los temas conversados estuvieron relacionados con tecnología.
Un ejemplo de una frase que sonó reiteradas veces: acción, foto con la cumpleañera. Frase: “sonrían que en un rato está en Facebook”.
Conversaciones acerca de lo buena que está la wii, grupos de dos o tres personas jugando con un iphone, o un n95 (había de los dos y ganaba el n95 en número entre los presentes). Incluso hasta presencié un videollamado, algo que a pesar de trabajar en una TIC, nunca había presenciado.
A esa altura cualquiera podría pensar que el cumpleaños era en un barcamp o en una expo-IT. Pero no, estaba en Boedo, en un barrio común y corriente de la ciudad de Buenos Aires, donde la gente hablaba y experimentaba tecnología como tema de uso y conversación cotidiano. El promedio de edad de los presentes que estaban en el tema era de unos treinta y pico de años.
Ese mismo día, para llegar a la reunión en cuestión, usé el GPS de mi teléfono, que me dejó exactamente donde quería. Durante ese mismo día había teletrabajado conectado remotamente a la oficina, y al mediodía estuvimos con mi esposa revisando en Goolge Mapslos puntos que íbamos a visitar en las próximas vacaciones.
Los ejemplos del impacto de redes sociales y tecnologías de la información en la vida cotidiana de las personas son muchos e innegables, y podría seguir contando muchas experiencias más. Están modelando nuestra realidad día a día, y el efecto más negativo que esto tiene no es lo malo que se pueda hacer con su uso, sino más bien la distancia que separa cada vez más en usos, costumbres y codificación de la realidad a los que tienen acceso a las tecnologías de los que no lo tienen. Lo cual es particularmente más preocupante en países en vías de desarrollo que en el mundo desarrollado.
Los efectos negativos más notables el campo de lo real son más que evidentes y son abordados desde el contexto de la brecha y analfabetismo digital. Los empleos de este siglo y desde ya los nuevos trabajos de la era de la colaboración, requieren habilidades técnicas y conceptuales muy relacionadas con las tecnologías de la información.
Un empleo de oficinista estándar en una empresa medianamente digitalizada en la actualidad requiere como mínimo conocimiento estándar de una Suite Ofimática y uno mínimo de gestores de base de datos de pequeña escala, como Microsoft Access. Estos requerimientos, que podrían a llegar a ser algo normal en cualquier ciudad de mediana a grande de Latinoamérica, son aún muy altos para los anillos conurbanos más alejados de las ciudades y mucho más aún para los interiores de los estados o provincias.
En el campo de lo teórico futuro, esto se conoce como singularidad tecnológica; una vez más voy a citar a Wikipedia para contarlo: “En futurología, la singularidad tecnológica(algunas veces llamada simplemente la Singularidad) es un evento futuro en el que se predice que el progreso tecnológico y el cambio social acelerarán debido al desarrollo deinteligencia superhumana, cambiando nuestro ambiente de manera tal que cualquier ser humano anterior a la Singularidad sería incapaz de comprender o predecir.
Políticas de Estado en este sentido pueden ser consideradas no necesarias o frívolas ante las urgencias que nuestros países poseen hoy en día, pero el punto es que no es algo que pueda lograrse en un abrir y cerrar de ojos. Para lograr una generación que se pueda adaptar al mundo súper tecnificado que –no tengo dudas– habrá en diez años, es necesario comenzar con la formación hoy. Para ejemplos actuales tenemos la falta de especialistas y mano de obra calificada que, por ejemplo, tiene hoy en día nuestro país (Argentina) debido al abandono de la educación técnica formal durante la década de 1990.
Es hora de mirar con atención temas como éstos. El mundo es muy distinto a lo que era hace tan sólo 10 años atrás, y hace 15, un pestañeo en la historia de un país, era muy raro encontrar a alguien que tuviera una computadora en el hogar. Es un buen momento para plantearnos si los programas de enseñanza de escuelas medias están preparados para temas que, por ejemplo, no eran siquiera abordados en el ámbito empresarial hace cinco años. Es hora de mirar al futuro.

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